Desde la forma al nombre todo es algo raro en el yate diseñado por Philippe Starck. En 2008 fue botado el yate “A”. Una sola letra para el nombre de un barco que no deja nunca indiferente. Hay quien lo define como raro, otros como extravagante y otros como caprichoso. ¿Qué apelativo le pones tú?
A simple vista el yate parece estar invertido, pero no al modo de los remolcadores de altura de proa invertida, que también tienen lo suyo, sino que su apariencia responde a una extraña configuración. Los 120 metros de eslora que mide de proa a popa ni tan siquiera se aprovechan al máximo en la cubierta principal, porque (esta vez sí) el yate está diseñado con una fina proa invertida.
La embarcación de recreo, que necesita algo más que el Capitán de yate para gobernarla, parece sacada de una película de ciencia ficción. Es más similar a la imagen de una nave espacial que a la tradición de un barco.
En el astillero Blohm & Voss todos los trabajadores tuvieron que firmar un contrato de confidencialidad para no revelar ningún detalle de la construcción del que es su yate número 970, y mucho menos decir nada de su armador. Aunque hoy en día conocemos algo de la historia que cubre a esta joya de la ingeniería naval.
Extraordinario hasta en el precio
Finalmente se filtró el nombre del propietario que encargó a Starck el diseño del súper yate A. El más que millonario ruso de 43 años Andrey Melnichenko puso los 323 millones de dólares que hicieron falta para su construcción (según fuentes no oficiales). El propósito era hacer del barco la residencia habitual del acaudalado empresario que ostenta el 9º puesto en la lista Forbes de ricos.
A bordo el pasaje cuenta con gimnasio, dos piscinas, una de ellas con jacuzzi, discoteca, cuyo techo coincide con el suelo de una de las piscinas, helipuerto y un nada modesto camarote de 240 metros cuadrados. Además de muebles tapizados con piel de cocodrilo y otros lujos y excentricidades propias de quien no conoce eso de “llegar a final de mes”.
La obsesión por la seguridad se compensa con más de 40 cámaras de vigilancia instaladas a bordo y cristales blindados antibalas de 44 mm de espesor. A lo que se suman sensores de movimiento y acceso a los camarotes y pañoles sin llave, pero sí con lectores de huella digital.
Aunque no hay constancia oficial, se dice que el yate de nombre “A” cuenta con una pequeña embarcación de escape, al estilo de la usada por Darth Vader para huir de “La Estrella de la Muerte” en Star Wars. La cápsula de huida estaría estibada en popa, donde se guardan tres pequeñas embarcaciones para las aproximaciones a costa y salidas más modestas.
Con estos datos es fácil ser feliz a bordo del yate A, sin embargo, las alegrías no le duraron mucho a su flamante propietario, que 5 años después de la botadura demandó a la empresa constructora por la aparición de grietas en la pintura del casco. 18 meses tardaron las obras de reparación, que se valoraron en 18 millones de dólares, más 3 millones mensuales reclamados al seguro del yate para hacer frente al alquiler de un barco de sustitución.
Bajo la cubierta la propulsión corre a cargo de dos motores de 6000 CV cada uno, que imprimen una velocidad máxima de 23 nudos, si bien para ahorrar combustible la velocidad de crucero se fija en 12 nudos, con una autonomía de 6500 millas náuticas.
El superyate A en cifras
- Eslora: 119 metros
- Manga: 19 metros
- Calado: 5,15 metros
- Desplazamiento: 6000 toneladas
- Propulsión: Diesel
- Potencia: 9000 kW
- Tripulación: 37 personas
- Pasaje: 19 personas
- Precio estimado: 250 millones de euros
Este vídeo fue grabado por un “drone” mientras el yate A estaba fondeado frente a Portofino en Italia.
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